lunes, enero 24, 2011

El linchamiento

Tras la cobarde agresión al consejero de Cultura de la Región de Murcia Pedro Alberto Cruz, el Partido Popular al unísono, con el presidente regional Ramón Luis Valcárcel a la cabeza, ha acusado a la "izquierda poliédrica y recalcitrante" del ataque y al Partido Socialista de la Región de Murcia de su "autoría intelectual" y de "corresponsabilidad" con un "estado de linchamiento", así como de haber puesto al consejero en "la diana" de "las hordas". Declaraciones que describen una Región de Murcia en la que ser líder del Partido Popular vendría a ser una actividad de riesgo y en la que sus simpatizantes y militantes tendrían que esconder sus ideas en público, ya que habría un diseño político que provendría de la izquierda para fomentar el odio hacia el PP.

Ya. Claro.

¿Pero a quién pretenden engañar? Si ha habido en las dos últimas décadas un diseño político para perseguir a un determinado partido en la Región será si acaso el de la derecha política y mediática contra el PSRM. Persecución que empezó con las acusaciones de corrupción al presidente socialista Carlos Collado y a su gobierno (acusaciones de las que fue totalmente exonerado años después, pero que aún siguen repitiendo como un mantra muchos simpatizantes del PP) y que llegan quizás a su punto culminante con la afirmación de la portavoz del ejecutivo murciano el año pasado de que "cada vez se hace más difícil compatibilizar ser socialista y ser murciano". Porque de eso se ha tratado en todo momento a lo largo de estos años, con el nacionalismo hidráulico como eje central de su estrategia y utilizando para ello todos los resortes de que disponen tras 16 años en el gobierno: de desterrar a los socialistas, de acusarles de traición, de cobardía y de ir en contra de los intereses de Murcia, al tiempo que se culpaba de todo lo malo al gobierno de Zapatero. Durante los años del ladrillo cualquiera que no comulgase con el pensamiento único era tachado de "antimurciano" y, ahora que se demuestra que ese modelo económico era un tremendo error, se pretende acallar las críticas con la estrategia de que la mejor defensa es un buen ataque. Otro más.

Como digo son ya casi dos décadas de la crítica más feroz contra los socialistas en general y los de la propia región en particular. Crítica feroz, pero crítica política al fin y al cabo, y por eso nunca desde las filas socialistas se ha llegado a acusar al gobierno regional de corresponsabilidad con ningún estado de linchamiento ni con poner a nadie en la diana. Ni siquiera cuando dirigentes del PP animaban a la gente a recibir a Narbona "como se merecía" por "reirse de los murcianos":

jueves, enero 20, 2011

¿Linchamiento o legítima crítica política?

En sus primeras declaraciones tras el cobarde ataque sufrido hace unos días, el consejero de Cultura de la Región de Murcia, Pedro Alberto Cruz, denuncia una muy grande "corresponsabilidad" de muchas personas dentro del mundo de la política, que han creado un estado de "linchamiento radical y desorbitado" utilizando "la mentira de forma sistemática".

En concreto, Cruz menciona a la candidata del PSOE a la Presidencia de la Comunidad, Begoña García Retegui, por referirse a él como "sobrino" del presidente de la Comunidad, Ramón Luis Valcárcel, cuando sabe que no lo es. Lo cierto es que Cruz no es directamente sobrino del presidente, sino que es sobrino de su mujer (hijo de su primo). Inexacto, pero no descabellado, pues que yo sepa al menos en Murcia es común referirse a los sobrinos del cónyuge como sobrinos, igual que a los cónyuges de los tíos como tíos. ¿Es esa la mentira sistemática que ha creado un estado de linchamiento radical? No solo, Cruz menciona otra:

El consejero también corresponsabiliza de la agresión al hecho de que la víspera de la misma la secretaria de Innovación y Nuevas Tecnologías de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE y diputada regional, María González Veracruz, publicase un artículo en un diario de la Región en el que "mintió a sabiendas", escribiendo que la Comunidad "se había gastado nueve millones de euros en la Fórmula 1", cuando, a través de la documentación que hace meses se envió a la Asamblea Regional de sus comparecencias y ruedas de prensa, "todos sabían que no es cierto". Pero realmente en el artículo la diputada no mencionaba los nueve millones por ningún lado, y se limitaba a criticar que "financiamos un equipo de Fórmula 1 y permitimos que el consejero de Cultura funda euros sin ton ni son, con un modelo cultural extravagante e irresponsable". Y por cierto, que la Fórmula 1 cuesta nueve millones es algo que reconoció el propio Cruz el año pasado. ¿Dónde está la mentira sistemática que ha creado un estado de linchamiento radical? Yo hablaría si acaso de medias verdades, juego en el que el propio consejero parece manejarse muy bien, por lo que se ve.

Como quiera que sea, lo que sí es cierto es que la gestión de Cruz al mando de la consejería de Cultura ha sido cuando menos discutida, lo cual no justifica obviamente ningún ataque violento contra su persona, pero tampoco justifica que se acuse a los críticos con su gestión de corresponsabilidad con ese ataque. Faltaría más. Para empezar porque habría que corresponsabilizar a mucha gente: cuando La Verdad de Murcia preguntó a 80 murcianos ilustres dónde meterían ellos la tijera en las cuentas públicas en estos tiempos de crisis, 21 de ellos apuntaron directamente a las políticas culturales y de promoción (campaña No typical, Formula 1, etc) de Cruz.

martes, enero 11, 2011

Por qué soy socialdemócrata

Tomo prestada la reflexión de Paul Krugman, que lo explica mejor que yo (traducción libre):

(...)debemos tratar de crear la sociedad que cada uno de nosotros querría si no supiéramos de antemano quién íbamos a ser. Y creo que esta visión lleva, en la práctica, a algo así como el tipo de democracia que la sociedad occidental ha construido desde la Segunda Guerra Mundial - sociedades en las que el trabajador con talento y/o suerte puede hacerse rico, pero en las que parte de esa riqueza se dedica a través de los impuestos a pagar una red de seguridad social, ya que podría haber sido uno de los que fracasa.

Una sociedad así no se corresponde con ningún tipo de ideal abstracto, ya sea "la gente debería poder conservar lo que gana" o "de cada cual según su capacidad, a cada cual según sus necesidades". Es un compromiso muy poco utópico. Pero funciona, y es un arreglo bastante decente (más decente en algunos países que en otros).

Esa decencia es lo que está bajo ataque ante las reclamaciones de que es inmoral privar a los ganadores de la sociedad de una parte de sus ganancias. No lo es.
Lo de "tratar de crear la sociedad que cada uno de nosotros querría si no supiéramos de antemano quién íbamos a ser" me parece un interesante concepto que bien podría provenir de la teoría de juegos. Probablemente sea la estrategia más optima, pero de lo que no me cabe ninguna duda es de que es la estrategia más justa.

sábado, enero 08, 2011

Resolución de conflictos

Está la opción de aprobar leyes en el parlamento y solicitar su aplicación acudiendo a las autoridades, que alguno lleva tan mal:

Por cierto: Anna Frank fumaba. La delató un vecino a la Gestapo cuando bajó a fumar al bar

Y luego está la opción Puerto Urraco, que parece más del gusto de ese mismo del párrafo anterior:
(...)Y mientras tecleo estas líneas, el imbécil del hijo de un vecino tiene a tope una cinta de bakalao, atronando media sierra de Madrid. Y, mientras analizo los pros y los contras de comprar en el Corte Inglés una escopeta de caza con postas como bellotas y convertir la casa de mi vecino en una sucursal de Puerto Urraco(...)

Pues yo no sé vosotros, pero a mí, por mucho disfraz de Hitler que le ponga nuestro querido Mr T mayúscula de la academia, la primera opción sigue pareciéndome mejor.

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