Total y absolutamente predecibles
Libro de estilo (es un decir) de El Mundo y compañía
Primero consigues que alguien te cuente la guerra civil.
Luego pronuncias las palabras mágicas
Pensábamos que habíamos dejado atrás, felizmente, aquella época en la que llegaron a estar imputados en casos de corrupción responsables de casi todos los organismos del estado, desde la Guardia Civil hasta el Banco de España, pasando por varios ministros del Gobierno. Pero no es verdad que hubiéramos dejado atrás esa España negra. El gobierno Aznar, durante cuyo mandato la preocupación por la corrupción quedó reducida a niveles testimoniales en las encuestas del CIS, sólo fue paréntesis dentro de un marasmo de corrupción que ahora resurge con mucha más pujanza, con mucha más fuerza. Pero esa corrupción ubicua y multiforme resurge aureolada, eso sí, de un aspecto siniestro que antes no tenía.
Porque lo que aparece con una nitidez casi hiriente son tramas situadas en las propias entrañas del estado, en servicios que en teoría deberían existir para proteger al ciudadano, para perseguir la corrupción, para reprimir la delincuencia.
Y luego pones el grito en el cielo. Sin acusar a nadie, ¿eh? Sólo alomojó.
Si es que son tan predecibles...
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