¿Empate técnico? (II)
En mi post de ayer comparé los resultados de las encuestas del CIS sobre intención de voto más simpatía de Octubre de 2003 (antes de las elecciones de 2004) con los de Octubre de este año. También mostré las diferencias entre la valoración de las labores del Gobierno y la oposición en esas mismas fechas.
Lo que no hice fue mencionar la estimación de voto del CIS, que es claramente la variable que más gusta a los periodistas. La estimación de voto en 2003 era del 42,4% para el PP y del 34,7% para el PSOE. Este año es del 37,4% para el PP y del 39,7% para el PSOE. Aquí se puede ver comparada con la intención de voto más simpatía.
Como se puede comprobar, la estimación de voto mejora mucho más los resultados de intención más simpatía del Partido Popular que los del PSOE, hasta el punto de convertir el empate de 2003 en una clara ventaja de los populares, y de reducir la enorme ventaja socialista actual a sólo dos puntos. Los sociólogos realizan esta "correción" obligados por el alto porcentaje de personas que se muestran reticentes a responder acerca de su intención de voto (entre los que tradicionalmente se oculta un mayor número de votantes del PP que del PSOE - pregunta inevitable ¿por qué?). Según la metodología del CIS
Sin embargo, las respuestas a esta pregunta (intención de voto) no constituyen una buena previsión si lo que se pretende es acercarse a los resultados de unas elecciones próximas, ya que son muy altos los porcentajes de respuesta para las opciones 'No sabe' y 'No contesta'.
Para predecir mejor los resultados electorales, el CIS construye a partir de la Intención de Voto lo que se conoce como Estimación de Voto, que no es más que aplicar a la Intención de Voto un modelo de corrección basado en otras variables de la encuesta, la experiencia pasada, informaciones de tipo cualitativo, etc.
Por este motivo, la Estimación de Voto no es un indicador comparable al resto de los que se presentan, en la medida en que su método de cálculo nunca se ha hecho público y ha cambiado con los distintos equipos de dirección del CIS. Podría considerarse que no constituye una auténtica serie temporal, pero, por su interés, se presenta entre los indicadores electorales.
O sea, que una vez más entramos en el terreno de las opiniones subjetivas (de las que yo precisamente trataba de huir): ¿Por qué no se hace pública, junto con el resto de parámetros de la encuesta, la fórmula utilizada para “cocinar” los datos? ¿Por qué los medios le dan toda la credibilidad a la estimación de voto, que es una variable calculada mediante no se sabe qué fórmula, y no mencionan casi la intención de voto o la simpatía, que son variables realmente expresadas por los encuestados? En fin, he encontrado un interesante estudio sobre encuestas, agendas políticas y procesos cognitivos electorales que también toca este punto
Con frecuencia se lee que la estimación tiene que ver con una especie de trabajo refinado y científico que ajusta o corrige los "datos brutos", dándole a la estimación el carácter de acabado final sobre unos datos que (su adjetivo lo dice) son "brutos", es decir, impresentables a la opinión pública. Nada más lejos de la realidad. Los datos brutos o directos son los únicos avalados por la estadística predictiva (predicción equitemporal, entiéndase): son aquellos que proceden de la opinión directamente expresada por los sujetos de la muestra. Como quiera que el grupo de NS/NC suele ser muy amplio en vísperas electorales no muy inmediatas (y, a veces, también en las inmediatas), y suele ir de un 20% a un 50% de los encuestados, el sociólogo, presionado por medios y partidos, tiene que hacer una estimación del voto, es decir, imputar a los indecisos un voto y predecir lo que ocurriría hoy si se celebraran las elecciones (o el día de las elecciones, lo cual es mucho más circense, todavía). Para hacer esa imputación a los indecisos cuenta con varios procedimientos, siendo los más frecuentes la atribución por simpatía ("¿Con qué partido simpatiza usted más?" o "¿De qué partido se siente usted más cercano?", o cualquier otra fórmula) o por recuerdo de voto (¨¿A qué partido votó usted en las últimas elecciones?").
No son las únicas fórmulas: los sociólogos pueden improvisar otras preguntas para conseguir la intención más probable de voto, y aquí ponen en juego su conocimiento, su intuición, o cualquier otra virtud adivinatoria. También pueden elegir entre la fórmula que más le interese (más adelante tocaré este punto): la que da la victoria, la derrota, etc, según conveniencias o creencias del momento. Hay estimaciones diversas que ofrecen diversos resultados. Lo que el sociólogo tiene delante es un "menú" de estimaciones entre las que va a elegir una para dar a la opinión pública. Como puede observarse, una estimación es un riesgo asumido por el sociólogo, pero no es un dato indiscutible.
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