Creencia
Una creencia es un modelo creado por la mente para satisfacer un deseo, generalmente sobre un hecho (real o imaginario), del cual se desconoce o no se acepta una alternativa o respuesta racional. En una creencia todos aquellos individuos que compartan dicho deseo darán por buena una proposición y actuarán como si fuese verdadera (aunque no lo sea), recopilando y acumulando en su saber lo que se denomina dogma y definiendo una moral necesaria para poder sostener dichos dogmas. Es por ello el fundamento de la tradición.
Aunque en el lenguaje común no suele tenerse en cuenta esta distinción sin embargo conceptualmente conviene diferenciar la creencia de la opinión y de la ideología sobre todo en los contextos que tienen como referente la verdad del conocimiento.
The relationship between belief and knowledge is that a belief is knowledge if the belief is true, and if the believer has a justification (reasonable and necessarily plausible assertions/evidence/guidance) for believing it is true
Cuando en el lenguaje común alguien nos pide que respetemos su creencia, normalmente pretende o bien que ésta sea aceptada en igualdad con aquellas respuestas alternativas que sí están fundamentadas en argumentos racionales, o bien que al menos quede exenta de cualquier comentario crítico o rigor lógico que pueda poner en peligro sus dogmas preestablecidos.
Lo cierto es que esto no tiene el más mínimo sentido, porque implica que los demás deban aceptar como ciertos algunos de los preceptos básicos de la propia creencia, o que deban mostrar frente a ella una consideración especial incompatible con las evidencias conocidas.
Cualquiera puede profesar la creencia que quiera, por supuesto, y en ningún caso se deben perseguir o prohibir las creencias, por muy absurdas que estas sean, siempre que no vulneren otras libertades fundamentales. Pero tampoco merecen una protección especial hacia las críticas que no disfrutan ni las ideologías ni cualquier otro tipo de opiniones en una sociedad abierta. La libertad de culto no debe suponer una excepción, sino una expresión más de la libertad de las personas a pensar, opinar o creer en cosas, sean estas ciertas o no.
Debemos respetar, por tanto, que las personas tengan creencias. El problema es que de ahí se da un salto lógico equivocado. Todas las ideas son respetables, se dice. Y eso ya no es cierto. Merecedoras de respeto son las personas. Las ideas, así porque sí ¿por qué iban a serlo? ¿La idea de que la raza blanca es superior a la negra es respetable? ¿La idea de que la tierra es el centro del universo es respetable? Esas son ideas posibles, en el universo infinito de todas las ideas que se pueden formular. Pero para ser respetables tendrían primero que ganarse ese respeto manteniendo, al menos, una mínima congruencia con la razón. Dicho de otro modo: que debamos respetar que los demás tengan sus creencias no implica que tengamos, sólo por eso, que respetar las creencias en sí.
2 comentarios
Buena reflexión, tienes toooda la razón. Me pone de los nervios ese "trato especial" que demandan porque sí.
Hace unos meses, comentábamos esto mismo a raíz de una discusión en el blog de Maikelnai.
Amén.