No hombre no, así no
Si hay una institución en este país que no es santo de mi devoción es la monarquía. Dejando a un lado el respeto que muchos sentimos por la labor que Juan Carlos realizó hace 30 años, no entiendo cómo en el siglo XXI nos puede parecer normal que haya un cargo público que sea heredado por el hijo de quien lo desempeña, por muy bien que éste lo haya hecho.
Lo que pasa es que a mí el debate de las banderitas me parece mucho más anacrónico aún si cabe que el de monarquía o república. Si hemos de hablar sobre la república hagámoslo, pero no así. A cierto partido político se le ve a la legua que necesita recuperar la agenda tras el atracón de medidas sociales que nos hemos pegado en el mes de Septiembre. Cierto partido político prefiere que hablemos mucho de la bandera, de España, del rey y del himno, y está deseando que haya gente que se manifieste en contra de cualquiera de las cuatro cosas. Y si es en Cataluña o el País Vasco, mejor que mejor. Si además consiguen que se monte un debate en torno a este tema y que haya muchas portadas de periódico alertando sobre los peligros que acechan a las esencias patrias, el acabose.
La intención es bien sencilla: ese partido político ha conseguido que los españoles, les parezca o no una chorrada todo esto, identifiquen sus siglas con la defensa más acérrima de la unidad, grandeza y libertad de España. Si ahora esos mismos españoles participan en un debate sobre los peligros a los que se enfrenta la monarquía (que en realidad sigue gozando de unos porcentajes de popularidad que ya querrían los políticos) o sobre si la bandera ondea o no ondea en el ayuntamiento de Chinchilla del Norte, van a relacionar, quieran o no, a ese partido político con mensajes positivos. Y, por contra, el partido en el Gobierno queda contaminado por una idea negativa: ¿será verdad que España se rompe? ¿no es al menos cierto que ahora parece que hay más gente que la quiere romper que antes? ¿ha fomentado el Gobierno esta situación con las reformas de los estatutos?
Lo cierto es que no hay ahora más movimiento independentista o antiespañol que antes. Más bien al contrario. Sigue siendo un hecho incuestionable que ETA sólo ha cometido un atentado mortal en lo que llevamos de legislatura, o que el PNV está ahora más cerca del Gobierno de España que hace 10 años, o que en Cataluña gobierna ahora un partido que no es nacionalista.
No nos equivoquemos. Lo que hay ahora es un partido político que lleva toda la legislatura intentando centrar el debate en ver quién tiene la bandera más larga. Y ahora han apretado el acelerador. Atentos al espectáculo el 12 de Octubre.
Reflexión: en Holanda se celebra el Día de la Reina, en el que todo el mundo viste de naranja (por aquello de la casa real de Orange) y por todos lados se ven banderas del país. Puede que sea porque estos símbolos están fuera del debate político y ningún partido intenta apropiarse de ellos o imponerlos al resto de ciudadanos.
1 comentario
No puedo estar más de acuerdo contigo. Suscribo todo lo dicho punto por punto.
A mí es que el tema de las banderas y los himnos siempre me la ha traído al pairo. Si hay muchos días en los que no me identifico ni conmigo mismo, ¿qué leches me voy a sentir identificado con un trozo de tela o una música militar?
Aún así, como es lógico, lo de esta gente apropiándose desde siempre de ciertos símbolos en exclusiva me parece de Juzgado de guardia.
¿Qué me dices del subtítulo del artículo de Libertad Digital que has linkado?
"En plena crisis por la quema de retratos del Rey don Juan Carlos y la retirada de banderas españolas en ayuntamientos de Cataluña y el País Vasco, el secretario general del Partido Popular, Ángel Acebes, ha instado a los ciudadanos a convertir el 12 de octubre en una auténtica Fiesta Nacional."
Tremendo. ¡ES EL APOCALIPSIS!