Hasta el infinito y más allá
Ayer se hacían públicas las cifras de abortos del año pasado, 112.000 en total, lo que supone un aumento del 10% respecto al año anterior y, como algún que otro periodista ha resaltado, el doble respecto a hace 10 años. Me ha llamado la atención la forma en que algún diario se limita a mostrar la tendencia del número de abortos desde el año 2004. No es que los números sean falsos, pero digo yo que ya puestos a mostrar gráficas de evolución, podían haber mostrado la gráfica entera.
Y es que resulta que las cifras anuales de abortos vienen incrementándose en una progresión geométrica de razón 1,1 (eso es un 10%) desde que se empezaron a publicar en 1987 tras la despenalización parcial de 1985.
De forma que, queridos periodistas, no os quedéis en lo anecdótico: las cifras no sólo se han multiplicado por dos en los últimos 10 años, sino que en realidad se han multiplicado por tres en los últimos 15, por siete en los últimos 20... y por infinito en los últimos 22, teniendo en cuenta que hasta entonces no hubo oficialmente ningún aborto.
3 comentarios
¡La que está liando Zapatero!
Habría que ver la incidencia que tienen en ese aumento estadístico los comportamientos de médicos y farmacéuticos integristas que se niegan a proporcionar la píldora del día siguiente.
Mmmmm, no se yo, Fet. No es tan sencillo. Verás, no creo que el problema seamos los médicos o los farmacéuticos. Sin entrar en el tema de la objeción de conciencia, que sería otro cantar.....y hoy no toca.
El problema es que los jóvenes inician las relaciones sexuales a edades cada vez más tempranas (la media son los 16-17 años) y se suelen pasar el tema de la anticoncepción por el forro. Muchos prefieren, llegado el caso, recurrir a la píldora del día después. El problema es que ésta es mucho menos efectiva que un método de planificación reglado, y claro está, provoca más fallos.
Y otro tema no menos importante. La ley debe ser clara. Y no lo es. Si quien solicita la píldora del día después es una menor de edad, viene el problema. Si es mayor de 16 años tranquilos, porque ésa es la mayoría de edad sanitaria, la paciente puede decidir sobre este tratamiento y está protegida además por el secreto profesional que debe guardar el médico. Pero si tiene entre 12 y 16 años, cosa frecuentísima en temas de anticoncepcion postcoital, es el médico el que tiene que decidir si ésta es lo suficientemente madura para recibir el tratamiento (el dudoso concepto de la "minoría madura"), basándose en criterios totalmente subjetivos, tan subjetivos como los que pueda tener el padre o la madre para demandarte por haberle prescrito a su hija "menor de edad" un anticonceptivo, lo que puede ir en contra de sus muy respetables creencias religiosas, por ejemplo.
Estamos pues hablando de menores de edad y de que la ley no es clara, coctail explosivo. Con mayores de 16 años no es problema, pero a ver quién es el guapo que le prescribe la píldorita a una niña de 12-15 años. ¿Que yo decido si la menor es madura? ¿sin una ley que establezca unos criterios objetivos? ¡Anda ya! Que vengan sus padres a decidirlo, pero entonces se van a enterar de algo tan privado como es la vida sexual de su hija. Es un absurdo.
Hay que concienciar a los jóvenes de la necesidad de una anticoncepción planificada. Ése es el reto.
Lo médicos y farmacéuticos objetores sólo contribuyen a enredar aún más lo que ya de por sí es complejo.