Semantic Wars
Todo empezó hace casi tres años, con el talante, que no es lo mismo que el talento. Pero la guerra se desató después, cuando ya había llegado al Gobierno: a pesar de la cantidad de gente que expresó sus dudas sobre la idoneidad del término (al tiempo que aseguraban tener varios amigos gays y alguna cuñada lesbiana y llevarse estupendamente con todos ellos), Zapatero desoyó sus críticas dirigidas exclusivamente al aspecto semántico del debate y fusiló sin piedad la palabra matrimonio.
Les siguió la nación, que no es lo mismo que el país (como el Vasco), el principado (como el de Asturias), la comunidad (como la valenciana), la región (como la de Murcia) o la realidad nacional (que vete tú a saber lo que es).
Más tarde vinieron la paz (aunque, como algunos se apresuraban a apostillar, no estamos en guerra con nadie) y la libertad (aunque como yo me apresuro a apostillar, ni estamos presos en ninguna cárcel ni somos esclavos de ningún amo). Luego fueron los atentados y los accidentes. Y todavía queda más de un año de legislatura...
No sé si para ser presidente hará falta algo más que ser mayor de 18 años y ser español, pero lo que está claro es que para ser un buen líder de la oposición de derechas hace falta un diccionario.
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