viernes, diciembre 11, 2009

¿Lo pillas?

"Otro aspecto curioso de la teoría de la evolución es que todo el mundo cree que la entiende" - Jacques Monod

"Si crees que entiendes la mecánica cuántica es que no la entiendes" - Richard Feynman

"Entender a Dios es fácil, mientras no intentes explicarlo" - Joseph Joubert

viernes, septiembre 04, 2009

Richard Dawkins - The greatest show on earth



The greatest show on earth (El mayor espectáculo sobre la tierra) es el nuevo libro de Richard Dawkins, que sale a la venta en inglés este mes de Septiembre. Traduzco un fragmento del primer capítulo:

Lo que no debemos hacer es asumir complacientemente que, como los obispos y los sacerdotes cultos aceptan la evolución, así lo hacen sus congregaciones. En realidad hay una amplia evidencia de lo contrario en las encuestas de opinión. Más del 40 por ciento de los norteamericanos niegan que los humanos evolucionasen de otros animales, y piensan que el hombre -y de hecho toda la vida- fue creado por dios en los últimos 10.000 años. Las cifras no son tan altas en Gran Bretaña, pero siguen siendo preocupantemente elevadas. Y deberían ser tan preocupantes para la iglesia como para los científicos. Este libro es necesario. Utilizaré el término "negacionistas" para aquellos que niegan la evolución: quienes piensan que la edad del mundo se mide en miles de años en vez de en miles de millones de años, y que piensan que los humanos coexistieron con los dinosaurios (...)

La evolución es un hecho ineludible, y deberíamos celebrar su sorprendente fuerza, simpleza y belleza. La evolución está en nosotros, a nuestro alrededor, entre nosotros, y sus resultados incrustados en las rocas de siglos pasados. Debido a que, en la mayoría de los casos, no vivimos lo suficiente para observar la evolución transcurrir delante de nuestros ojos, utilizaremos la metáfora del detective que llega a la escena del crimen después del mismo y tiene que realizar inferencias. Los indicios que llevan a los científicos al hecho de la evolución son mucho más numerosos, convincentes e incontrovertidos que ningún testimonio ocular que haya sido utilizado en ningún juicio, en ningún siglo, para establecer la culpabilidad en un crimen. ¿Prueba más allá de toda duda razonable? ¿Duda razonable? Ese es el mayor eufemismo de todos los tiempos.

domingo, junio 14, 2009

Home



Si todavía no has visto el documental completo, tienes hasta esta noche para poder hacerlo en YouTube (en Español). Después, pues ya sabes.

sábado, febrero 21, 2009

El genio de Charles Darwin



Muy interesante serie de vídeos de Richard Dawkins con subtítulos en castellano.

Esta serie trata sobre la que quizás sea la idea más poderosa que jamás haya concebido mente humana. La idea es la evolución por selección natural. Y el genio que la tuvo fue Charles Darwin.

miércoles, septiembre 17, 2008

Disculpas

El año que viene se conmemorará el bicentenario del nacimiento de Charles Darwin y el 150 aniversario de la publicación del Origen de las Especies, su obra más universal. Estos días se están dando a conocer algunas iniciativas de las Iglesias Católica y Anglicana que me gustaría comentar.

La Iglesia Anglicana ha creado una página web desde la que, según los medios de comunicación, piden perdón a Darwin

Charles Darwin: 200 años después de tu nacimiento, la Iglesia de Inglaterra te debe una disculpa por malinterpretarte y por, además de tener una reacción equivocada, haber animado a otros a no comprenderte tampoco.
En realidad se trata de un falso ejercicio de disculpas, puesto que, en mi opinión, el verdadero objetivo de la web es resaltar los vínculos de Darwin con la Iglesia, así como recuperar una vez más la ya manida lista de citas extraídas de contexto con las que demostrar el viejo mito de que Darwin recuperó la fe antes de morir. ¿Cómo se puede entender como disculpa un texto en el que la Iglesia Anglicana se excusa en una supuestamente ya superada mala interpretación del trabajo de Darwin, para seguidamente afirmar que "no hay nada en el método científico que contradiga la enseñanza cristiana"? Da la sensación de que es al contrario: hace 150 años la Iglesia Anglicana entendió perfectamente lo que significaba el trabajo de Darwin, y ahora lo que hacen es intentar convencernos mediante un ambiguo y falso discurso de que la evolución de las especies no entra en conflicto con el cuento del Dios personal preocupado por los asuntos humanos.

Por su parte, la Iglesia Católica ha decidido organizar un congreso sobre el aniversario del Origen de las Especies. El Vaticano no considera que deban pedir perdón ya que "la Iglesia católica no lo ha condenado nunca". En cualquier caso, y chulerías aparte, está claro que su posición es la misma que la de la Iglesia Anglicana: la evolución "no es incompatible a priori con el magisterio de la Iglesia católica, con el mensaje de la Biblia y de la teología". Si no puedes con tu enemigo, únete a él.

En mi opinión es evidente que en ambos casos se trata de iniciativas que no van dirigidas a conmemorar nada, sino más bien a intentar utilizar la figura de Darwin y su trabajo para ocultar con un manto de respetabilidad las enormes incongruencias que la ciencia encuentra cada día en los pilares fundamentales de las religiones. La doctrina cristiana no es para nada compatible con la evolución de las especies. La ambigua y gratuita afirmación de que la evolución y el magisterio de la Iglesia no son incompatibles no resiste el más mínimo examen crítico. ¿De qué forma pudo Dios, según la Iglesia, guiar el proceso de evolución de la especie humana? ¿Cómo pudo haber previsto el resultado final? Si el Génesis es en realidad una metáfora de la evolución, como sostiene la actual postura oficial de la Iglesia, esto querría decir que el autor del Génesis conocía el verdadero origen del hombre, pero decidió utilizar una metáfora para explicarlo. ¿Con qué objeto? ¿Y por qué entonces utilizar una metáfora en tan clara contradicción con la realidad? ¿De qué sirven las sagradas escrituras entonces si la verdad revelada falla en temas de tanta trascendencia como el origen del hombre?

lunes, julio 28, 2008

Son los padres

Un artículo de hace algún tiempo, pero sobre un tema que desgraciadamente sigue siendo de actualidad

[El Diseño Inteligente] no es para nada un argumento científico, sino uno religioso. Podría ser interesante discutirlo en una clase de historia de las ideas, en una clase de filosofía sobre falacias lógicas populares, o en una clase comparativa de las religiones y los mitos sobre el origen del mundo. Pero no pertenece a una clase de biología más que la alquimia a una clase de química o la teoría de la cigüeña a una clase de educación sexual. En esos casos, demandar el mismo tiempo para "la otra teoría" sería ridículo. Similarmente, en una clase sobre historia europea del Siglo XX, ¿quién demandaría el mismo tiempo para la teoría de que el Holocausto nunca ocurrió?(...)

La evolución es un hecho: tanto como la tectónica de placas o que el sol es el centro del sistema solar(...)

El seductor lenguaje del tipo "enseñemos la controversia" lleva implícita la falsa, y altamente perniciosa, idea de que realmente hay dos opciones alternativas [evolucionismo y creacionismo].

La analogía me parece acertadísima. Mantenernos engañados con historias fantásticas mientras somos pequeños es una costumbre comúnmente aceptada y muy extendida en nuestra sociedad: los reyes magos, el ratoncito Pérez o la cigüeña, son ejemplos que todos conocemos. Como broma tendrán más o menos gracia, pero los padres al menos tienen la decencia de contarnos la verdad cuando nos hacemos mayores. Sin embargo, y por alguna razón que no alcanzo a entender, la historia de que Dios creó el mundo no nos la desmienten después, o al menos no con la misma convicción. Y claro, luego pasa lo que pasa. El 66% de los norteamericanos creen que Dios creó directamente al ser humano hace menos de 10000 años, y son más los que están familiarizados con el creacionismo que los que están familiarizados con la evolución.

Desafortunadamente, no se trata de un problema exclusivo de Estados Unidos. Según una encuesta del CIS hace 10 años, en España hay un 48,6% de gente que cree en la vida después de la muerte, un 45,7% que cree en el cielo, un 33,2% que cree en el infierno, un 41,3% que cree en los milagros, un 59% que cree que la biblia es o está inspirada en la palabra de Dios y un 39,8% que cree que Dios se preocupa de cada ser humano personalmente.

En este vídeo de Richard Dawkins podéis ver una reveladora conversación entre dos personas con opiniones opuestas sobre la existencia de Dios: una que tiene argumentos que respaldan su opinión y otra que no. Es lo más parecido a intentar razonar con un besugo que he visto en mucho tiempo. En este otro vídeo Sam Harris utiliza una estrategia diferente, aunque igualmente efectiva.

jueves, julio 24, 2008

Sobre el puntualismo, la selección sexual, la fe y ese "algo sobrenatural"

Me había dejado sin contestar algunos comentarios en mi último post sobre un capítulo de El Espejismo de Dios (Richard Dawkins) que me parecen muy interesantes y creo que merecen su propio post. Vaya por delante que, aunque mis respuestas se centren en matizar nuestras diferencias de opinión, creo que en lo fundamental estamos de acuerdo.

Alain dijo el 13/7/08 8:39 PM
El artículo se olvida o al menos no hace hincapié en varias cuestiones importantes a la hora de analizar la evolución. Y es que, además de la selección natural hay otros factores importantes: el puntualismo, esto es, catástrofes que provocan un gran cambio de especies (sin el cual, por ejemplo, los mamíferos no habrían podido imponerse a los reptiles); la deriva genética en cuestiones superfluas (el RH vasco y finés, por ejemplo, se derivó hacia el negativo por casualidad mientras los pueblos no aislados favorecían el positivo) y la selección sexual absurda desde el punto de vista de la selección natural (la cola de los pavos reales les facilita la elección por parte de la hembra, pero no representa ninguna ventaja más, sino al contrario).

Lo que sucede es que la selección natural es el más extendido en los países capitalistas (Richard Dawkins es británico) por razones obvias: el más apto sobrevive y a los pobres que les jodan, porque son pobres por ser inferiores y deben morir. Es el que nos han inculcado a nosotros, mientras en la URSS fue el puntualismo la explicación fuerte por el tema de la revolución.

Respecto al planteamiento de la existencia de Dios, como científico excomulgado, no puedo estar más de acuerdo. Que no vengan a rezar a nuestras escuelas y nosotros no iremos a pensar a sus iglesias.

Alain, en mi opinión, si bien es cierto que el artículo no hace un análisis exhaustivo de los distintos aspectos de la teoría de la evolución (que quedan fuera del alcance de este libro), también es verdad que la selección natural es, con diferencia, el factor más importante de dicha teoría, aunque haya otros que la complementen. Respecto al puntualismo, que algunas catástrofes produjesen cambios bruscos en el entorno que afectasen al equilibrio de poderes entre las especies, no invalida, sino que refuerza, el hecho de que esas especies se fueron adaptando a esos cambios por selección natural, aunque esta se viese acelerada de forma brusca. Dicho de otra forma, las especies de mamíferos capaces de ocupar el lugar de los dinosaurios no fueron las que había en el momento de esa catástrofe, sino las que resultaron del proceso de evolución al cambio por selección natural tras la catástrofe. Respecto a la selección sexual, de los pavos reales por ejemplo, hay que destacar que la cola sí representa una ventaja más: aumentar las probabilidades de éxito reproductivo que la descendencia masculina de esa pareja tendrá en el futuro, ya que también dispondrá de una cola que “atrae” a las hembras. Desde el punto de vista del gen egoísta (libro por cierto donde creo recordar haber leído este argumento), se trata de una ventaja fundamental. Por la misma razón es beneficioso el aparentemente altruista suicidio de una abeja al clavar su aguijón para defender al panal de un agresor externo: sus hermanas de panal tienen exactamente sus mismos genes y así aumentará su probabilidad de propagarlos.

Respecto a las otras consideraciones, estoy con Dawkins, y estoy seguro que tú también lo estarás, cuando deja bien claro en cada uno de sus libros que el hecho de que él secunde desde un punto de vista científico la explicación de la evolución mediante selección natural no quiere decir que le parezca adecuada desde un punto de vista moral o político. Son cosas distintas. Que luego haya políticos o religiosos que quieran mezclar conceptos para intentar reforzar sus argumentos con un aura pseudocientífica, ése es su problema.

En cualquier caso, como digo, mis discrepancias son sólo por matices. No podría estar más de acuerdo con tu última frase.

3dm dijo el 16/7/08 10:13 AM
(...)Está bien lo relativo a la improbabilidad de Dios, la regresión de causas, que lejos de explicar nada complica aún más las cosas... pero no combate, en mi opinión, el principal argumento teísta que es la fe.

Biológicamente descarta la necesidad de un Dios, ahora cosmológicamente y físicamente admite las dificultades... y a mi el principio antrópico no me satisface del todo.

En fin, que sigo como estaba. Muy bien estudiada la religión como subproducto, muy bien descartado un diseñador... pero eso no sirve para combatir a un tío inteligente que cree en la evolución, considera que su religión es una forma de comunidad filosófica como cualquier otra y que simplemente tiene fe en algo sobrenatural más allá de la materia y la energía(...)

3dm, efectivamente, ése es el razonamiento circular más común al que suelen recurrir los creyentes cuando se habla de este tema: si Dios es altamente improbable; si utilizarlo como comodín para rellenar las lagunas a que todavía se enfrenta la ciencia, lejos de explicar nada, lo único que hace es multiplicar innecesariamente la complejidad de esas lagunas; ¿a qué viene refugiarse como último argumento en la fe… en ese mismo Dios que estamos descartando de forma racional? En el contexto de una discusión científica sobre la hipótesis de Dios, la gente que recurre a la fe no está aportando un argumento, sino que recurre a una forma bastante poco elegante de finalizar unilateralmente la discusión. ¿Recuerdas el anuncio aquél que decía “me llevo el Scattergories”? Pues eso.

Respecto a quienes consideran que la religión es una “comunidad filosófica” creo que, primero de todo, y como dice el artículo, para empezar hay que establecer claramente a qué nos referimos por Dios. Alguien que llama Dios a las maravillas de la naturaleza o a la inmensidad del Universo, pero que no cree en un Dios personal que está atento a las plegarias y el comportamiento moral de unos individuos concretos de una especie concreta de un planeta concreto de una galaxia concreta, sino que simplemente cree en “algo sobrenatural más allá de la materia y la energía”, sin atribuirle una inteligencia, ni un propósito específico respecto a nosotros, ni responsabilidad en la creación del Universo o de la vida en la Tierra, no parece ser alguien que esté en contra de lo que dice este artículo. Y si sí está en contra, y si para rebatirlo aporta el “argumento” de la fe, o si de sus afirmaciones se desprende que finalmente sí le atribuye a ese “algo sobrenatural” características de lo que comúnmente se entiende por Dios, entonces, en mi opinión, lo único que está haciendo es recurrir al razonamiento circular que apuntaba antes, pero disfrazándolo con el velo pseudofilosófico de un indefinido misticismo sobrenatural.

sábado, julio 12, 2008

Por qué es prácticamente seguro que Dios no existe

Este es, en mi opinión, uno de los fragmentos más esclarecedores de uno de los capítulos más interesantes de The God Delusion, de Richard Dawkins

Para apreciar la hipocresía de las personas creyentes que aceptan el principio NOMA [non-overlapping magisteria, refiriéndose a la separación entre ciencia y religión], imagínense que unos arqueólogos forenses descubrieran, por casualidad, unas pruebas basadas en el ADN que demostraran que Jesús nació de una madre virgen y que no tenía padre. Si los entusiastas del NOMA fueran sinceros, deberían rechazar el ADN del arqueólogo sin dudarlo: «Es irrelevante. Las pruebas científicas no tienen ninguna relación con las cuestiones teológicas. Magisterio equivocado». ¿Acaso alguien se cree, de verdad, que iban a decir algo de ese estilo? Podemos apostarnos lo que sea a que no sólo los fundamentalistas, sino todos los profesores de teología y todos los obispos del país proclamarían a los cuatro vientos la evidencia arqueológica.

O bien Jesús tenía padre o no lo tenía. La cuestión es una cuestión científica, y se usarían pruebas científicas, de haberlas, para zanjarla. Lo mismo vale para cualquier milagro; y la creación deliberada e intencionada del universo tendría que haber sido la madre y el padre de todos los milagros. O bien ocurrió o bien no ocurrió. Se trata de un hecho, así o asá, y en nuestro estado de incertidumbre le podemos asignar una probabilidad; una estimación que puede ir variando a medida que se acumula más información. La mejor estimación, por parte de la humanidad, de la probabilidad de la creación divina se redujo considerablemente en 1859 con la publicación de El origen de las especies, y a lo largo de las décadas subsiguientes ha seguido reduciéndose, mientras la evolución se consolidaba en el siglo XIX como teoría plausible, hasta llegar a convertirse, en la actualidad, en un hecho demostrado.

La táctica de los chamberlainitas de ponerse a buenas con la religión «razonable», a fin de presentar un frente unido frente a los creacionistas («diseño inteligente»), no es mala si nuestra preocupación central es la batalla por la evolución. Se trata de una preocupación válida y aplaudo a quienes la defienden, como Eugenie Scott en Evolución frente a Creacionismo [Evolution versus Creationism]. Pero si nos preocupa la formidable cuestión científica de si el universo fue o no creado por una inteligencia sobrenatural, entonces las líneas divisorias pasan por otro sitio. Tratándose de esta cuestión más amplia, los fundamentalistas están en el mismo bando que la religión «moderada» y yo me encuentro en el bando opuesto.

Por supuesto, se está presuponiendo que el Dios del que hablamos es una inteligencia personal tal como Yavé, Alá, Baal, Odín, Zeus o Krishna. Si por «Dios» entendemos amor, naturaleza, bondad, el universo, las leyes de la física, el espíritu de la humanidad o la constante de Planck, todo lo anterior carece de sentido. Una estudiante estadounidense preguntó a su profesor si tenía alguna opinión sobre mí. «Claro que sí», le respondió aquél. «Está absolutamente convencido de que la ciencia es incompatible con la religión, pero se extasía con la naturaleza y el universo. Para mí, ¡eso es religión!». En efecto, si eso es lo que se entiende por religión, muy bien, entonces soy un hombre religioso. Pero si tu Dios es un ser que diseña universos, escucha plegarias, perdona pecados, hace milagros, lee tus pensamientos, se preocupa por tu bienestar y te resucita de los muertos, entonces no es probable que te sientas satisfecho. Como dijo el célebre físico estadounidense Steven Weinberg, «Si quieres decir que “Dios es energía” entonces puedes encontrar a Dios en un pedazo de carbón». Pero no cuentes con que vas a llenar tu iglesia de fieles (...)

Si aceptamos pues que la hipótesis de Dios es una hipótesis científica propiamente dicha, a cuya verdad o falsedad no tenemos acceso simplemente por falta de pruebas, ¿cuál debería ser nuestra mejor estimación de la probabilidad de que Dios existe, dadas las pruebas de las que disponemos en estos momentos? En mi opinión, la probabilidad es bastante reducida, y a continuación explico por qué.

En primer lugar, la mayoría de los argumentos tradicionales a favor de la existencia de Dios, desde Tomás de Aquino, son fáciles de desmontar. Varios de ellos, por ejemplo el argumento de la primera causa, se basan en una regresión infinita que llega a su fin con Dios. Pero nadie nos explica por qué Dios, misteriosamente, es capaz de poner fin a las regresiones infinitas sin requerir él mismo una explicación. Ciertamente, necesitamos algún tipo de explicación para el origen de todas las cosas. Los físicos y los cosmólogos se dedican a esta ardua labor. Pero cualquiera que sea la respuesta (una fluctuación cuántica aleatoria, o una singularidad Hawking/Penrose o como quiera que acabemos llamándola), será simple. Por definición, las cosas complejas, estadísticamente improbables, no ocurren así sin más; necesitan ser explicadas. No son capaces de poner fin a las regresiones infinitas, a diferencia de lo que ocurre con las cosas simples. La primera causa no puede haber sido una inteligencia, por no hablar de una inteligencia que responde a plegarias y le gusta ser adorada. Las cosas inteligentes, creativas, complejas, estadísticamente improbables aparecen tardíamente en el universo, como producto de la evolución o de algún otro proceso de escalada gradual a partir de un principio simple. Aparecen tardíamente en el universo y por tanto no pueden ser responsables de su diseño(...)

El único de los argumentos tradicionales a favor de Dios que se emplea ampliamente en la actualidad es el argumento teleológico, llamado a veces «argumento del diseño», si bien (dado que el nombre da por sentada la cuestión de su validez) debería llamarse más bien «argumento a favor del diseño». Se trata del familiar argumento «del relojero», que sin duda es uno de los malos argumentos más superficialmente plausibles jamás descubiertos; y que casi todo el mundo redescubre hasta que se les hace ver la falacia lógica y la brillante alternativa de Darwin.
En el mundo familiar de los artefactos humanos, las cosas complicadas que tienen apariencia de haber sido diseñadas han sido diseñadas. Para un observador ingenuo, parece deducirse que las cosas del mundo natural de similar complejidad que parecen diseñadas, como los ojos o los corazones, también han sido diseñadas. No se trata solamente de un argumento por analogía. Aquí hay una apariencia de razonamiento estadístico; es falaz, pero comporta una ilusión de plausibilidad. Si barajamos un millón de veces al azar los fragmentos de un ojo o de una pierna o de un corazón, ya tendríamos suerte en dar con una sola combinación capaz de ver, caminar o bombear. Esto demuestra que estos dispositivos no podrían haberse constituido al azar. Y por supuesto que ningún científico razonable dijo jamás que así fuera. Lamentablemente, la educación científica de la mayoría de los estudiantes británicos y estadounidenses omite toda mención de Darwin, y por tanto la única alternativa al azar que la mayoría de las personas pueden imaginar es el diseño.

Incluso antes de la época de Darwin, la falta de lógica saltaba a la vista: ¿cómo podría haber sido jamás una buena idea postular, como explicación para la existencia de cosas improbables, a un diseñador que tendría que ser más improbable aún? Todo el argumento cae lógicamente por su base, como ya se dio cuenta Hume antes del nacimiento de Darwin. Lo que no conocía Hume es la alternativa de suprema elegancia que Darwin propondría, alternativa tanto al azar como al diseño. La selección natural es tan deslumbrantemente poderosa y elegante que no sólo explica la totalidad de la vida, sino que eleva nuestra conciencia y da una espaldarazo a nuestra confianza en la capacidad de la ciencia para explicar todo lo demás.
La selección natural es más que una mera alternativa al azar; es la única alternativa definitiva jamás planteada. El diseño sólo es una explicación factible de la complejidad organizada a corto plazo. No es una explicación final, pues los propios diseñadores requieren una explicación. Si, como una vez especularon Francis Crick y Leslie Orgel medio en broma, la vida fue sembrada deliberadamente en nuestro planeta por un cargamento de bacterias que venía en la ojiva de un cohete, habrá que hallar una explicación para los alienígenas inteligentes que lanzaron el cohete. En última instancia, tienen que haber evolucionado de forma gradual a partir de inicios más simples. Solamente la evolución, o algún tipo de «grúa» gradualista, para emplear el ingenioso término de Daniel C. Dennett, es capaz de poner fin a la regresión. La selección natural es un proceso anti-aleatorio que va construyendo gradualmente la complejidad, paso a paso. El producto final de este efecto cremallera es un ojo, o un corazón, o un cerebro; un dispositivo cuya complejidad es absolutamente desconcertante hasta que divisamos la suave rampa por la que se llega a él.

Esté, o no, en lo cierto en cuanto a mi conjetura de que la evolución es la única explicación para la vida en el universo, de lo que no cabe duda es de que es la explicación de la vida en este planeta. La evolución es un hecho, y está entre los hechos más fehacientes que conoce la ciencia. Pero tuvo que empezar de alguna manera. La selección natural no puede obrar sus milagros hasta que no se den ciertas condiciones mínimas, de las cuales la más importante es un sistema de duplicación fiable; el ADN o algo que funcione como el ADN(...)

Supongamos que el origen de la vida en un planeta tuvo lugar por un golpe de suerte sumamente improbable, tan improbable que únicamente sucede en un planeta por cada mil millones de planetas. La Fundación Nacional de Ciencia se reiría del químico que propusiera una investigación que sólo tuviera una probabilidad de éxito del uno por cien, por no hablar de uno entre mil millones. Y sin embargo, dado que hay al menos un trillón de planetas en el universo, incluso con unas probabilidades tan reducidas se llega a que hay vida en mil millones de planetas. Y uno de ellos (aquí es donde entra en juego el principio antrópico) tiene que ser la Tierra, puesto que aquí estamos(...)

El principio antrópico nos permite postular una buena dosis de suerte a la hora de explicar la existencia de vida en nuestro planeta. Pero hay límites. Se nos permite un golpe de suerte para el origen de la evolución, y quizás por unos cuantos sucesos únicos más, como el origen de la célula eucariota y el origen de la conciencia. Pero con eso se acaba nuestro derecho a postular la suerte a gran escala. Insisto en que no podemos invocar grandes golpes de suerte que expliquen la ilusión de diseño que transmite cada una de las mil millones de especies de seres vivos que han poblado la Tierra. La evolución de la vida es un proceso general y continuo, que esencialmente da lugar al mismo resultado en todas las especies, aunque los detalles varíen.
A diferencia de lo que a veces se afirma, la evolución es una ciencia predictiva. Si se toma una especie hasta ahora no estudiada y se la somete a un minucioso escrutinio, cualquier evolucionista podrá predecir que cada individuo que se observe hará todo lo que esté en su poder, a la manera propia de su especie (planta, herbívoro, carnívoro, nectívoro o lo que sea) para sobrevivir y propagar el ADN que alberga. No estaremos aquí el tiempo suficiente para poner a prueba la predicción, pero podemos decir, con gran confianza, que si un cometa alcanza la Tierra y extermina los mamíferos, una nueva fauna surgirá para ocupar su lugar, igual que los mamíferos ocuparon el de los dinosaurios hace 65 millones de años. Y los roles que desempeñarán los nuevos actores en el drama de la vida serán a grandes rasgos, aunque no en los detalles, similares a los roles que desempeñaron los mamíferos y los dinosaurios antes que ellos, y antes que los dinosaurios los reptiles que se asemejaban a los mamíferos. Es de esperar que las mismas reglas se sigan en millones de especies en todo el globo, y durante cientos de millones de años. Una observación general de este tipo requiere un principio explicativo diferente del principio antrópico que explica sucesos excepcionales como el origen de la vida o el origen del universo como un golpe de suerte. Este principio totalmente diferente es la selección natural.

Nosotros explicamos nuestra existencia combinando el principio antrópico y el principio de selección natural de Darwin. Esta combinación proporciona una explicación completa y profundamente satisfactoria de todo lo que vemos y sabemos. La hipótesis divina no sólo es innecesaria. No es en absoluto parsimoniosa. No solamente no necesitamos a Dios para explicar el universo y la vida. Dios aparece en el universo como algo flagrantemente superfluo. Por supuesto, no podemos demostrar la inexistencia de Dios, como tampoco podemos demostrar la inexistencia de Thor, las hadas, los duendes y el Monstruo Espagueti Volador. Pero, al igual que ocurre con esas otras fantasías que no podemos desmentir, podemos decir que Dios es muy, muy improbable.

miércoles, junio 25, 2008

The Flea Delusion





No son los únicos. Hay toda una lista de libros con supuestas refutaciones de los ya clásicos El espejismo de dios (Richard Dawkins) y El fin de la fe (Sam Harris), y eso que éstos fueron escritos hace sólo 2 y 4 años respectivamente. No cabe duda de que el tema es muy candente: ¿Siguen siendo válidas las supersticiones religiosas? ¿Qué sentido tiene creer, en pleno Siglo XXI, en ridículos dogmas como el Pecado Original, la Trinidad, la Inmaculada Concepción, la Revelación Divina, el Infierno o el Juicio Final? ¿Qué papel puede quedarle a religiones cuya base es la creencia en un Dios creador del cielo y la tierra ahora que sabemos que ésta no es sino uno más de los billones de planetas que giran alrededor de billones de estrellas en billones de galaxias? ¿Qué papel puede quedarle a ese Dios creador que nos vigila y escucha nuestras plegarias ahora que sabemos que el ser humano ha evolucionado de otras especies que habitaron la tierra mucho antes, y que la evolución por selección natural entra en plena contradicción con la eventual planificación o dirección de ningún ser en ese proceso? ¿Existe o no existe Dios? ¿O da igual?

lunes, abril 14, 2008

Hola, Neo...

En algún post anterior he comentado las manifiestas incompatibilidades entre los descubrimientos de la ciencia con respecto a los orígenes de nuestro planeta y la vida en él -y en especial la evolución del ser humano- y lo que tradicionalmente nos han contado las religiones sobre este tema. No hay que olvidar que una de las mayores razones de ser de las distintas corrientes religiosas siempre fue su capacidad de explicar lo inexplicable, ofreciendo algún tipo de consuelo frente a los peligros de lo desconocido.

En los últimos siglos, y especialmente en el último, los enormes avances de la ciencia en campos como astronomía, geología, arqueología o biología, entre otras, han relegado lo que se consideraban verdades inmutables a la categoría de alegorías o metáforas más o menos abstractas. Las religiones ya no explican lo inexplicable -eso ahora lo hace la ciencia-, sino que como mucho aspiran a mantener viva la llama de la duda. Desafortunadamente, y como no podía ser de otra manera, las religiones son extremadamente eficientes en esta nueva tarea. Puede que sus tesis originales ya no sean aceptadas sin pestañear por sus fieles, pero sus versiones adaptadas tienen aún a día de hoy un gran éxito. Estas versiones adaptadas estan basadas fundamentalmente en estos dos clavos ardiendo alomojó argumentos:

Vale, puede que Dios no crease la Tierra, pero sí pudo ser el causante del Big Bang que originó el universo y por tanto la Tierra.
Vale, puede que Dios no crease directamente al ser humano, pero sí pudo colocar la semilla de la vida en la Tierra y luego dirigir la evolución.

El corolario de estas afirmaciones es
No se puede demostrar que Dios no exista o que no interviniera en estos dos acontecimientos cruciales, por lo que la ciencia y la religión pueden coexistir perfectamente.

Supongo que en tanto en cuanto la religión recurra a argumentos tan falaces como sacarse un ser superior de la chistera para rellenar huecos entre las explicaciones científicas sobre el origen de la vida -¿y cuál fue el origen de ese ser superior?-, atribuirle la posibilidad de dirigir el proceso evolutivo sin explicar cómo, o escudarse en la imposibilidad filosófica de demostrar la no existencia de las cosas, es normal que algunos científicos no se sientan en la obligación de desmontar aquello que cae por su propio peso.

En mi opinión estos científicos, y en general todos aquellos que minusvaloran el poder que todavía ostentan las religiones, se equivocan. Es evidente que la ciencia intenta explicar la verdad de las cosas mientras que la religión sólo busca que su mensaje, cierto o no, perviva en el tiempo. Así que el problema no está en ver quién tiene razón, sino en ver quién transmite mejor a los demás. Y ahí la religión le lleva miles de años de ventaja a la ciencia.

Habrá quien piense que esto no es importante. Que al fin y al cabo da igual lo que ocurriese hace millones de años, que el hecho es que estamos aquí. En mi opinión el debate sobre si el ser humano es el objeto de un creador que se preocupa por su comportamiento o el producto de un proceso evolutivo independiente, es cualquier cosa menos intranscendente. Ahora que por fin hemos llegado a vislumbrar la realidad, se trata de saber si somos capaces de vivir con ella, y valorar lo mucho que significa, o preferimos volver al reconfortante sueño de la religión.

martes, abril 01, 2008

Y al tercer día creó el ADN


¿Se imagina alguien un sistema educativo en el que el mapa físico con las cordilleras y los ríos del mundo en la clase de Ciencias Naturales tuviese menos continentes que el mapa político con los países y sus capitales de la clase de Geografía? ¿O que en clase de Historia se explicase que el Renacimiento se originó en Italia en el Siglo XV, en Música se ubicase en la China del Siglo X y en Literatura se hablase de la Francia del Siglo XIX?

Dejando a un lado las más que normales discrepancias entre las distintas asignaturas en temas menores, es evidente que si de lo que se trata es de enseñar, lo primero que hay que hacer evitar las contradicciones más flagrantes. Como lo es, sin duda alguna, la que representa la explicación sobre la formación del universo y la vida en nuestro planeta.

No es un tema menor: la historia que se cuenta en clase de Religión en Primaria no concuerda para nada con la que se explica en clase de Biología y Geología en la ESO (ambos enlaces extraídos de la web del Ministerio de Educación y Ciencia, La Biblia y Proyecto Biosfera). Por un lado, cuando el alumno está iniciando su aprendizaje, se le ofrece una historia según la cual Dios es responsable directo y último del universo, de la existencia de todos los seres vivos en la Tierra, y en concreto del propio ser humano, por el que muestra un especial interés. Por otro lado, algunos años más tarde, el alumno recibe toda una serie de explicaciones científicas sobre estos mismos temas, en clara contradicción con lo que sabía hasta entonces.

"El Génesis es sólo una alegoría", argumentarán algunos. "No hay tal contradicción porque la propia Iglesia reconoce que es sólo una metáfora". Muy bien, ¿pero una metáfora de qué? ¿Cómo exactamente debe el alumno casar la metáfora de clase de Religión con la explicación científica de las asignaturas de verdad? ¿Dios lanzó el Big Bang hace miles de millones de años, esperó unos cuantos a que se formase la Tierra y se diesen las condiciones adecuadas para crear la primera molécula de ADN, luego esperó a que la evolución llegase al antecesor del Homo Sapiens hace doscientos mil años para insuflarle el alma, y luego esperó hasta hace dos mil años para mandar a su hijo a que se dejase matar para salvar a la humanidad? ¿Intervino sólo ahí, o también en otras cosas como la tectónica de placas, la combinación de gases de la atmósfera o la extinción de las especies?

Quizás la Religión esté dispuesta (no le queda otro remedio) a ceder terreno a la ciencia a base de convertir a regañadientes en metáforas lo que en su día fueron dogmas de fe, pero la ciencia no puede ni debe reservar sitio alguno a lo sobrenatural. Y en este sentido, la ambigüedad y las contradicciones en nuestro sistema educativo sólo sirven para generar dudas y hacer que, para muchos, la realidad sólo sea una más entre muchas teorías. Es una pena.

Actualizado el jueves 3 de Abril. Forges sabe a qué me refiero:

sábado, marzo 29, 2008

Es sólo una teoría

"La Evolución es sólo una Teoría", "Una Teoría es una Hipótesis que no ha sido suficientemente probada para convertirse en una Ley", "Hay muchas Teorías aparte de la de la Evolución para explicar el origen del hombre"

Cualquier conversación no-científica sobre estos temas suele incluir alguna de estas frases, cuando no todas. Las tres son profundamente erróneas, pero es evidente que como memes funcionan mucho mejor que la explicación que las refuta. Y sin embargo... se mueve.

Hace un par de meses leí un elocuente post de Rinzewind sobre el tema, basado en fragmentos de un artículo (en inglés) de T. Ryan Gregory. Tanto el post como el artículo me parecen tan interesantes que he traducido este último en su totalidad, en un intento (vano, lo sé) de añadir más luz para aclarar el malentendido sobre estos conceptos. Si os interesa este tema, os recomiendo encarecidamente su lectura. Incluyo aquí algunos fragmentos del artículo completo en castellano:
Hipótesis, Teoría, Hecho, Ley. Precedida por "corazonada" o "conjetura", esta lista de términos reflejaría lo que muchas personas consideran una serie gradual de menor a mayor grado de certeza. Esta clasificación puede ser apropiada en un uso común, pero en realidad tiene poco sentido cuando estas palabras son empleadas en un contexto científico (...)

Las teorías explican hechos y se ponen a prueba mediante la generación de hipótesis. No importa la cantidad de información acumulada, las hipótesis nunca se convierten en teorías, y las teorías nunca se convierten en leyes. Estos términos describen tres aspectos distintos de la ciencia (...)

En El Origen de las Especies, publicado en 1859, Darwin citaba líneas independientes de evidencias, tales como la distribución biogeográfica de las especies, las estructuras homólogas, la ocurrencia de órganos vestigiales y afinidades, y el ya bien establecido proceso de extinción, todas apuntando a la conclusión de que las especies han cambiado con el tiempo y están conectadas por descendencia de antepasados comunes. A través de la fuerza de la argumentación de Darwin y la masa de datos de apoyo que presentó, no pasó mucho tiempo antes de que la comunidad científica contemporánea llegó a reconocer la realidad histórica de la descendencia evolutiva (...)

Durante los últimos 150 años, esta lista inicial ha sido complementada por un sinnúmero de observaciones en paleontología, anatomía comparada, biología del desarrollo, biología molecular, y (más recientemente) genómica comparativa, y a través de la observación directa del cambio evolutivo tanto en poblaciones naturales como experimentales. Cada uno de los miles de artículos revisados publicados cada año en revistas científicas proporciona una confirmación adicional (aunque, como Futuyma (1998) señala, "ningún biólogo pensaría hoy día en publicar un documento sobre ‘nuevas pruebas para la evolución’... simplemente no ha sido un problema en los círculos científicos por más de un siglo"). Por el contrario, ninguna observación fiable ha sido encontrada hasta la fecha que contradiga la noción general de la ascendencia común. No debería sorprender a nadie, entonces, que la comunidad científica al completo haya aceptado la descendencia evolutiva como una realidad histórica desde el tiempo de Darwin y lo considera uno de los hechos establecidos de forma más fiable y de más fundamental importancia de todos los hechos de la ciencia.

Establecer el hecho de la evolución fue sólo la mitad del objetivo de Darwin. También trató de explicar este hecho mediante la presentación de un mecanismo: su teoría de la evolución por selección natural. Como él dijo en 1871, "tuve dos objetos a la vista; en primer lugar, mostrar que las especies no han sido creadas por separado, y en segundo lugar, que la selección natural ha sido el principal agente de cambio." (...)

La teoría evolutiva moderna representa un conjunto multifacético de explicaciones de las pautas observadas tanto en poblaciones contemporáneas como remotas en el tiempo, según se revelan por el registro de fósiles. La selección natural es considerada por muchos como el principal componente de la teoría evolutiva, y es el único mecanismo viable propuesto hasta ahora que es capaz de explicar las características de adaptación de los organismos (...)

Que la evolución es una teoría, en el buen sentido científico significa que hay a la vez un hecho de la evolución a explicar y un bien respaldado marco para explicarlo. Afirmar que la evolución es "sólo una teoría" revela a la misma vez una profunda ignorancia de los modernos conocimientos biológicos y un profundo malentendido de la naturaleza básica de la ciencia.

sábado, febrero 23, 2008

¿Desciende el hombre del mono?

Imprescindible artículo de Manuel Soler en El País hoy

(...)En primer lugar, Darwin sugirió, en base a su teoría de la evolución por selección natural, una hipótesis: el hombre desciende de otras especies ancestrales que ya habrían desaparecido. Una hipótesis es sólo una conjetura hasta que se demuestra, y para demostrarla, lo que hay que hacer es emitir predicciones que se deriven de ella y comprobar si se cumplen o no. La predicción más evidente es que si proviene de otras especies, tendrían que aparecer los fósiles de esas otras especies. En la época de Darwin no existían esos fósiles intermedios, pero esta predicción ha sido confirmada con creces como he mencionado anteriormente, lo que apoya que la hipótesis es cierta. No obstante, el método científico no se para aquí, sino que constantemente se siguen emitiendo predicciones que se vuelven a comprobar. Para no cansar demasiado al lector sólo voy a mencionar otra predicción: utilizando una herramienta enormemente potente y precisa como es la biología molecular que permite comparar el genoma de distintas especies, se podría predecir que la similitud de los genomas de las distintas especies de primates vivientes será mayor cuanto mayor sea el parentesco evolutivo entre dichas especies. Esta predicción también se ha cumplido, ya que el genoma humano es muy parecido al del chimpancé, presentando diferencias más acusadas respecto al de otras especies más alejadas(...)

Y de regalo esta viñeta que he visto en el blog del maestro Martínez Soler

sábado, mayo 05, 2007

El relojero ciego

La selección natural, el proceso ciego, inconsciente y automático que descubrió Darwin, y que ahora sabemos que es la explicación de la existencia de, aparentemente con propósito, toda forma de vida, no tiene propósitos en mente. No tiene mente ni imaginación. No planea para el futuro. No tiene visión, no prevé, no tiene vista. Si se puede decir que juega un papel de relojero en la naturaleza, es el de un relojero ciego
A menudo se señala que los químicos han fallado en sus intentos por reproducir en el laboratorio el origen espontáneo de la vida. Este hecho se utiliza como si constituyese una evidencia contra las teorías sobre las que esos químicos realizan sus ensayos. Pero en realidad se podría decir que deberíamos estar preocupados si resultara ser muy fácil para los químicos obtener vida espontáneamente en un tubo de ensayo. Esto es así porque los experimentos de los químicos duran años y no miles de millones de años y porque sólo un puñado de químicos, no cientos de millones de químicos, se ocupan de estos experimentos. Si el origen espontáneo de la vida resultara ser un evento tan probable para haber ocurrido durante las pocas décadas en las que los químicos han realizado sus experimentos, entonces la vida debería haber aparecido muchas veces en la tierra, y muchas veces en planetas no lejanos a la tierra.


The blind watchmaker, de Richard Dawkins.

Recomiendo el libro a todo aquel que quiera profundizar en el fascinante tema del origen y evolución de la vida y no se sienta muy convencido con las explicaciones científicas de este tipo:
Las ecuaciones de física contienen una tan increíble simplicidad, elegancia, y belleza, que ello por sí mismo me es suficiente a mí como prueba de que debe haber un Dios responsable para esas leyes, y responsable para el Universo

Más enlaces interesantes sobre el tema: El origen de la vida, El sencillo comienzo de la vida, el PaleoFreak.

(A ver si así mi amigo el liberal-conservador-reformista de centro-derecha despeja esas pequeñas dudas que me mostraba el otro día sobre lo que podríamos llamar la "teoría de la evolución dirigida por un ser superior que nos ama, y cuya existencia no debe ser puesta en duda porque si no te cae un rayo encima y te la cargas")

lunes, febrero 26, 2007

El origen de las especies

Interesante programa que simula la teoría de la evolución (pincha aquí)

"Las cosas rojas son Comedores que se alimentan de plantas (las cosas verdes). Conforme se suceden las generaciones, los Comedores evolucionan y se convierten en mejores organismos. Al principio se comportan de forma muy ineficiente. Prueba a aumentar la velocidad. Después de un rato redúcela y comprueba como el comportamiento de los Comedores ha cambiado". Más información sobre Algoritmos Genéticos

Tanto en ese ejemplo, como en este otro, la clave está en la superviviencia de los más fuertes: la selección natural.

En realidad no tiene nada de mágico. El algoritmo, ideado originariamente en los años setenta por John Holland, viene a ser el siguiente:
  • Inicializar aleatoriamente una población de soluciones a un problema, representadas por una estructura de datos adecuada.
  • Evaluar cada una de las soluciones, y asignarle una puntuación o fitness según lo bien que lo hayan hecho.
  • Escoger de la población la parte que tenga una puntuación mayor
  • Mutar (cambiar) y entrecruzar (combinar) las diferentes soluciones de esa parte escogida, para reconstruir la población.
  • Repetir un número determinado de veces, o hasta que se haya encontrado la solución deseada.

Y todo eso sin curas, ni profetas, ni dioses de por medio...

Visto en Menéame

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