martes, abril 01, 2008

Y al tercer día creó el ADN


¿Se imagina alguien un sistema educativo en el que el mapa físico con las cordilleras y los ríos del mundo en la clase de Ciencias Naturales tuviese menos continentes que el mapa político con los países y sus capitales de la clase de Geografía? ¿O que en clase de Historia se explicase que el Renacimiento se originó en Italia en el Siglo XV, en Música se ubicase en la China del Siglo X y en Literatura se hablase de la Francia del Siglo XIX?

Dejando a un lado las más que normales discrepancias entre las distintas asignaturas en temas menores, es evidente que si de lo que se trata es de enseñar, lo primero que hay que hacer evitar las contradicciones más flagrantes. Como lo es, sin duda alguna, la que representa la explicación sobre la formación del universo y la vida en nuestro planeta.

No es un tema menor: la historia que se cuenta en clase de Religión en Primaria no concuerda para nada con la que se explica en clase de Biología y Geología en la ESO (ambos enlaces extraídos de la web del Ministerio de Educación y Ciencia, La Biblia y Proyecto Biosfera). Por un lado, cuando el alumno está iniciando su aprendizaje, se le ofrece una historia según la cual Dios es responsable directo y último del universo, de la existencia de todos los seres vivos en la Tierra, y en concreto del propio ser humano, por el que muestra un especial interés. Por otro lado, algunos años más tarde, el alumno recibe toda una serie de explicaciones científicas sobre estos mismos temas, en clara contradicción con lo que sabía hasta entonces.

"El Génesis es sólo una alegoría", argumentarán algunos. "No hay tal contradicción porque la propia Iglesia reconoce que es sólo una metáfora". Muy bien, ¿pero una metáfora de qué? ¿Cómo exactamente debe el alumno casar la metáfora de clase de Religión con la explicación científica de las asignaturas de verdad? ¿Dios lanzó el Big Bang hace miles de millones de años, esperó unos cuantos a que se formase la Tierra y se diesen las condiciones adecuadas para crear la primera molécula de ADN, luego esperó a que la evolución llegase al antecesor del Homo Sapiens hace doscientos mil años para insuflarle el alma, y luego esperó hasta hace dos mil años para mandar a su hijo a que se dejase matar para salvar a la humanidad? ¿Intervino sólo ahí, o también en otras cosas como la tectónica de placas, la combinación de gases de la atmósfera o la extinción de las especies?

Quizás la Religión esté dispuesta (no le queda otro remedio) a ceder terreno a la ciencia a base de convertir a regañadientes en metáforas lo que en su día fueron dogmas de fe, pero la ciencia no puede ni debe reservar sitio alguno a lo sobrenatural. Y en este sentido, la ambigüedad y las contradicciones en nuestro sistema educativo sólo sirven para generar dudas y hacer que, para muchos, la realidad sólo sea una más entre muchas teorías. Es una pena.

Actualizado el jueves 3 de Abril. Forges sabe a qué me refiero:

2 comentarios

Anónimo dijo el 2/4/08 12:22 p. m.

De hecho los niños de primaria están bastante preparados para entender metáforas.
En fin, eso les pasa por tener unos padres que prefieren que les enseñen superstición en lugar de alternativas más racionales y útiles.

Small Blue Thing dijo el 7/4/08 3:07 p. m.

A mí lo que me flipa de estas cosas es cómo yo, una persona profundamente religiosa desde hace DÉCADAS, siempre he entendido estas cosas y no me han causado ningún trauma espiritual.

Insisto: estos señores quieren que Dios Subhana Ta'ala haga las cosas como ellos quieren, no como a Él le sale de ahí. ¿El Todopoderoso no es Él? ¿No puede poner en marcha las cosas como le dé la gana?

No, amigos. Es como lo cuentan ellos.

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