lunes, septiembre 11, 2006

El toro que mató a Manolete

Luis García Montero en El País:

Cuando yo era niño, me encantaba el chiste del gitano andaluz que se declaraba culpable de la muerte de Kennedy en un cuartelillo de la Guardia Civil. Con un guantazo más, habría confesado ser el toro que mató a Manolete. Tengo la impresión de que ahora estamos en el cuartelillo de una nueva representación de la autoridad. Y nos van a estar dando guantazos hasta que confesemos que ETA preparó el 11-M.

Yo añado que con un guantazo más acabaremos confesando que el PSOE estaba detrás.

Porque todavía no se ha acabado. No. Ahora le toca a Lavandera, el poeta que aporta la nota de color a unos agujeros que hasta ahora eran negros.
La vida de Francisco Javier Lavandera acaba de cumplir 42 años es un fresco salvaje (sic), una pintura ácida en la que abundan los rojos chillones de la sangre, los verdes fluorescentes de los tugurios y los amarillos rancios de las pasiones humanas.
(...)
A tumba abierta, el libro en el que ha reflejado todas sus vivencias, supone bastante más que la confesión de un ser humano individual. Supone un acercamiento a la sociedad periférica española en la última mitad del siglo XX. La represión franquista, los amagos de Golpe de Estado, la rebelión y sumisión de los mineros, la guerra de dos mundos antagónicos, dos concepciones de la sociedad, libradas en el tablero africano, le (sic) rebelión estética de la juventud y su ruptura con la sociedad burguesa.

Más cachondeo en Guerra Eterna.

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