Dreyfus, el Watergate y el ajo
Normalmente suelo criticar al periódico El Mundo por su inadecuada mezcla de noticias y opinión. Nada que objetar a su línea editorial, suelo repetir, pero me parece que los titulares de sus portadas están llenos de intención y representan una visión claramente subjetiva de la realidad, cuando no son directamente falsos. Como digo, no suelo expresar lo que pienso sobre los propios editoriales y artículos de opinión que publican, puesto que al tratarse de eso, opiniones, en ellos no hay lugar al engaño. En cualquier caso, que no diga a menudo lo que pienso no quiere decir que no tenga una opinión al respecto. Y es que si hay algo que me parece reseñable es el tono tan pretencioso que desprenden muchos de esos editoriales y columnas de opinión. A menudo, al leer las semanales cartas del director, tengo la sensación de que Pedro J. Ramírez aspira, más que nada, a que algún día nos refiramos a él como un intelectual. Y el caso es que, me vais a permitir la vulgaridad, tanto él como algunos de sus columnistas se repiten más que el ajo. Para que veais que no exagero, dejadme que os muestre como ejemplo uno de los affaires favoritos para los columnistas más pedantes del pseudoperiodismo de investigación: el caso Dreyfus (un escándalo político-judicial de finales del siglo XIX en Francia en el que la prensa jugó un papel clave). Sólo entre Pedro J. y el fallecido Francisco Umbral, suman casi 20 artículos de opinión en que realizan una analogía entre este y algún caso de la actualidad (y aún faltarían los de Gabriel Albiac, Raúl del Pozo, y algún otro):
Pedro J. Ramírez lo ha usado, hasta ahora, para refirirse a Amedo, Perote, El GAL, Felipe González, El desastre del 98, Trashorras y Diaz de Mera
Francisco Umbral, por su parte, lo utilizó para referirse a Mitterrand, Galindo, otra vez Galindo, Günter Grass, Mario Conde, Liaño, Aznar y El general Mena, aparte de otros artículos en que escribió sobre el tema porque sí.
Y eso sin contar las veces que han hecho una analogía con el Watergate o en las que Pedo J., en una muestra de la modestia que le caracteriza, se ha comparado a sí mismo con Bernstein y Woodward.
1 comentario
Tu entrada es, como siempre, magnífica. Pero lo que más me gusta es lo de Pedo J.