lunes, junio 01, 2009

Aído y el Tribunal Supremo británico

Interesante post de Fernando Garea en su blog el elpais.com

(...)Quienes están en contra de todo tipo de abortos han puesto el grito en el cielo porque se permita a las mujeres de entre 16 y 18 años decidir por sí mismas si quieren ser madres en contra de su voluntad. Como si para ellos el problema fuera la edad de decisión y no el aborto mismo.

Se ha presentado la reforma como la decisión de una ministra inexperta que hace incursiones permanentes en jardines dialécticos difíciles de sostener. Es decir, algo así como meter en la ridiculización de las frases de una ministra el anteproyecto de ley y atribuir el texto a un supuesto nuevo error de la titular de Igualdad.

Sin embargo, hasta donde alcanza la documentación, Aído no ha sido nunca ministra en Alemania, Francia, Bélgica, Rumanía, Portugal, Austria, Bulgaria, Dinamarca, Eslovaquia, Estonia, Grecia, Hungría, Letonia, Lituania, República Checa, Holanda y Suecia. Y en todos esos países hay ley de plazos como la que se quiere aprobar en España con muchos años de retraso. Y en muchos de ellos ha habido gobiernos conservadores.

El 23 de enero de 2006, el juez Stephen Silber, del Supremo británico, emitió una sentencia en la ratificó la norma que permite a las mujeres de 16 años abortar sin conocimiento de los padres. Aclaro que la norma en vigor en Gran Bretaña (un país bárbaro y desalmado) no habla de permiso, sino de conocimiento, que aquí por la vía de la ley de autonomía del paciente será posible sí el médico cree que hay peligro(...)

El juez Silber, que no conoce si quiera a Bibiana Aído, sentenció que ningún padre tiene derecho a saber si su hija quiere abortar y que forzar a una chica a revelarlo a sus progenitores «puede llevarla a adoptar una decisión que lamente más tarde o a buscar la asistencia» en un centro abortista «no oficial». La sentencia merece la pena y explica que no es una ocurrencia de una ministra(...)

Lo que dice el Gobierno
(...)si la mayoría de edad sanitaria está en los 16 años, si a esa edad los adolescentes pueden consentir cualquier intervención quirúrgica, no debe haber excepciones para el aborto. Será labor de los padres conseguir una relación fluida con sus hijas y que ellas busquen su apoyo. Es lo que defiende el Gobierno. "Evidentemente, lo idóneo es que ante una decisión como ésta, las jóvenes puedan contar con sus seres queridos y con su círculo de confianza, pero esto no se puede imponer por ley", dice la ministra de Igualdad, Bibiana Aído. "La confianza en el seno de las familias se enmarca en el ámbito de lo privado y al Gobierno lo que le corresponde es establecer seguridad y garantías para que, si una chica decide interrumpir su embarazo y no contarlo por los motivos que sea, la intervención se realice en las condiciones de máxima seguridad, sin que la joven ponga en riesgo su salud. Evitar la clandestinidad y la ilegalidad es también otro de los objetivos de esta ley".

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