El chiringuito, el chiringuito
Estaba claro que este año el culebrón del verano iba a ser el de los casos de corrupción que afectan al PP, pero lo que no nos podíamos imaginar era que la letra de la canción de Georgie Dann la pondrían los dirigentes de este partido con sus surrealistas acusaciones (sin pruebas) para desviar la atención del personal. Declaraciones cada vez más explosivas que se suceden ante la mirada atónita de los becarios que los medios de comunicación habían dejado de guardia durante el, al menos hasta ahora, tradicionalmente tranquilo periodo estival.
Pero los tiempos cambian y este verano, entre caña y caña, nos enteramos de que Maria Dolores de Cospedal, desde sus vacaciones en una casa monísima en Marbella, denuncia que en España vivimos en un estado policial y que el Gobierno encarcela y espía a los miembros del partido de la oposición. No parece ser la única porque, según Javier Arenas, todo el PP opina que nunca en los últimos 30 años de democracia habíamos vivido una época peor, y su partido se plantea denunciar esta supuesta agresión al PP ante las instituciones europeas. Entre tanto, Federico Trillo asegura disponer de pruebas de terribles delitos contra su formación, aunque de momento solo aporta una confusa explicación sobre una grabación de una llamada en la que un policía filtra a Camps el traspaso de su caso a un juez afín. Finalmente, Mariano Rajoy, que antes de irse de vacaciones ya nos había dejado en vilo alertándonos del riesgo que corren nuestros ahorros en el banco, ha insistido hoy desde un chiringuito gallego en el inminente peligro que corre nuestro estado de derecho.
Y mientras ellos apuntan desesperadamente hacia otro lado, las distintas tramas de corrupción en el PP ya han resultado en la imputación de varios de sus diputados europeos, nacionales y regionales, así como consejeros y directores generales en al menos 4 comunidades autónomas, mientras que la imputación de un presidente autonómico está pendiente de un recurso de la fiscalía ante el Supremo.
A estas alturas de la película se hace quizás necesario recordar que la investigación de la trama Correa se puso en marcha a raíz de las acusaciones de militantes del propio PP. Y que, puestos a hablar de espionaje, de momento de lo que hay pruebas y bien claras es del espionaje a cargos del PP por parte de funcionarios de la propia Comunidad de Madrid.
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