Editorial de El País de hoy:
La reunión del Consejo de Seguridad celebrada ayer no es una más en su ya larga historia. Se trata, por el contrario, de una sesión que podría resultar decisiva, tal vez porque los momentos que atraviesa uno de los principales problemas internacionales, la proliferación nuclear, también lo sean. El formato de la reunión estuvo a la altura de lo que se juega la comunidad internacional. Por sexta vez desde la creación de la ONU, las delegaciones estaban encabezadas por jefes de Estado. Y por primera vez, la reunión estuvo dirigida por un presidente de Estados Unidos (...)
La respuesta de los miembros del Consejo de Seguridad alienta una tímida esperanza para un contencioso que tiene en Irán y Corea del Norte sus dos principales escenarios, al aprobar por unanimidad una resolución contra la carrera atómica y dar un nuevo impulso al desfalleciente Tratado de No Proliferación (TNP), cuya revisión está prevista para el próximo año.
Se trata, en efecto, de una tímida esperanza. Pero no porque la resolución contenga una beatífica declaración de intenciones, sino porque, por difícil que resulte llevarla a la práctica, es el punto de partida imprescindible para avanzar hacia un mundo sin armas atómicas(...)
Sería un error refugiarse en el escepticismo sobre la eficacia de la resolución, alegando la experiencia. La comunidad internacional dispone hoy de un instrumento adicional para frenar la proliferación. En el pasado, la prohibición de las armas químicas parecía un sueño. El buen hacer diplomático de las potencias del momento permitió que se convirtiera en realidad.
Pues ya puestos que no se olviden de las
armas biológicas, cuyo tratado está firmado y ratificado desde hace más de 30 años, pero a estas alturas todavía no se le ha dotado de contenido ni se ha establecido un mecanismo de verificación como en el caso de las armas químicas.
A long process of negotiation to add a verification mechanism began in the 1990s. Previously, at the second Review Conference of State Parties in 1986 member states agreed to strengthen the treaty by reporting annually Confidence Building Measures (CBMs) to the United Nations. The following Review Conference in 1991 established a group of government experts (known as VEREX). Negotiations towards an internationally-binding verification protocol to the BWC took place between 1995 and 2001.
At the Fifth Review Conference in 2001 however, the Bush administration, after conducting a review of policy on biological weapons, decided that the proposed protocol did not suit the national interests of the United States. The US claiming that it would interfere with legitimate commercial and biodefense activity — unlike most arms control agreements, the BWC also applies to private parties. The Fifth Review Conference took place in November/December 2001, shortly after 9/11 and the anthrax scare.
It was decided to suspend the Fifth Review Conference and reconvene the following year.
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