La pinza
En estos días estamos asistiendo a uno de los fenómenos más interesantes de la política española de los últimos años, a una paradoja doble, a la madre de todas la pinzas. Por fin los votantes de uno y otro partido están de acuerdo en algo, aunque lo hagan por razones diametralmente opuestas: y es que todo el mundo está en contra de las medidas adoptadas por el gobierno de Zapatero para hacer frente a la nueva fase de la crisis -que esta vez pone en jaque a los países con mayores problemas de deuda de la Eurozona y, de rebote, a la propia moneda única- pero cada uno expone argumentos radicalmente excluyentes.
A unos les parece que Zapatero se ha pasado tres pueblos y a otros que se ha quedado corto. Unos opinan que debía haber esperado a que la economía real hubiese salido de la recesión, otros que las medidas llegan demasiado tarde. Unos están convencidos de que los funcionarios son las víctimas de la crisis, a otros no les cabe la menor duda de que los funcionarios son los que menos tienen de qué quejarse. Unos creen que su política demasiado dogmática de izquierdas nos ha llevado al desastre y otros que ha traicionado a sus votantes y se ha vendido al capital.
En resumen, se está formando una enorme pinza entre quienes están descontentos por una razón y quienes lo están por la contraria. Y sin embargo eso no es lo más paradójico; hay algo más surrealista todavía: hay quienes critican al gobierno por las dos razones a la vez.
2 comentarios
Ah, pero esa pinza se forma en respuesta a la ¿política económica? del Gobierno. Me explico.
Zapatero lo ha hecho tan de puta madre que ha disparado a la vez el paro y el déficit. Disminuyó la presión fiscal, derrochó dinero a espuertas con medidas populistas (cheque bebé, exención de 400 euros, subvenciones a go-gó) con una tasa de retorno casi nula. Cuando estalló la crisis (esa que no nos iba a afectar) y el paro se desbocó, respondió con más derroche y más gasto populista (Plan E, ayuda a parados de larga duración, etc.), pasando en cuestión de meses de un superávit del 2,2% al déficit que tenemos ahora. No está mal.
De ahí la pinza. Por un lado, los que aún no entienden que llevamos seis años atando los perros con longanizas. Por el otro, los que siempre han sabido que sólo saldremos del pozo sudando sangre.
Hablando de surrealismos, tengo un ejemplo. El pasado jueves, el Consejo de Ministros aprueba el decretazo de los recortes. En los días posteriores, ninguno de ellos dice ni pío de que haya habido algo novedoso. El fin de semana, ZP se da un baño de multitudes con 2.000 alcaldes y concejales socialistas y hace lo de siempre: largar contra el PP. El lunes llega la conmoción cuando aparece el decretazo en el B.O.E. y ¡oh, sorpresa! incluye la prohibición de que los ayuntamientos puedan endeudarse a medio y largo plazo, a contar desde la fecha de publicación. Los alcaldes de toda España alucinan pepinillos. El lunes por la tarde sale la Ministra de Economía y dice queeeee... ¡HA HABIDO UNA ERRATA EN EL B.O.E.! y que la prohibición no es con efecto inmediato, sino a contar desde finales de este año. La guinda la pone Pedro Castro (del partido de la ministra) que dice que ESO ES MENTIRA y ha sido la presión de los municipios la que ha decidido al Gobierno a modificar el decretazo.
Estas cosas nos dan un nivel y una imagen en el extranjero del copón.
Este es un Presidente que funciona exactamente como el embrague: Primero metes la pata, despues cambia la marcha.