lunes, junio 12, 2006

Misión imposible IV

Hay momentos en los que un hombre debe decir basta. Tomarse la justicia por su mano. Hacer lo que cree que es justo, aunque eso signifique saltarse las normas establecidas o poner en peligro su integridad física. La libertad es un bien muy preciado por el que a veces nos vemos en la necesidad de luchar.

El caso es que la promotora que construye mi futuro piso no me dejaba entrar a ver como van las obras, y yo ya estaba harto. Así que ayer aproveché uno de mis viajes express a España para colarme en el edificio en construcción. Y sin casco. La emoción de lo prohibido todavía me dura. Fueron unos minutos llenos de adrenalina, testosterona y yeso (los vaqueros acabaron blancos, pero ya sabemos que en todas las guerras hay daños colaterales).

Para los conspiracionistas habituales, aquí están las fotos (sí, en el aeropuerto hubo un momento que me separé de la cámara y existe la remota posibilidad de que alguien la manipulase con fotos falsas, pero va a ser que no):









2 comentarios

Anónimo dijo el 13/6/06 11:21 a. m.

Qué chula tu casa!!!

Y qué chula tu terracica y qué buena vista... qué buen lugar para un sapphire-tónica.. :D

¿cuánto le falta? ya no mucho...

Evaristo dijo el 13/6/06 7:04 p. m.

Las terracicas (la del salón, pero sobre todo la de la buhardilla, que no se puede ver en las fotos) es lo mejor del piso. Caerán muchos gin-tonic (me temo que más whisky-cola), como bien aciertas a predecir ;-)

Se supone que en 6 meses será la entrega de llaves. Un poco más, imagino. Así que lo que tarde en comprar una nevera para los hielos y ya la estamos inaugurando...

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