Primero en impulsar el uso racional del agua
Artículo de Antonio Cerdá, Consejero de Agricultura de la Región de Murcia, publicado en el diario La Verdad el pasado 9 de Junio, con motivo de la entrega de la medalla de Oro de la Región a título póstumo a Antonio León Martínez-Campos:
Antonio León Martínez-Campos era científico titular del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS) cuando yo ingresé como becario en esa misma institución, allá por julio de 1971. En aquella época, en la tranquilidad de muchas tardes de fin de semana, coincidíamos los dos en el CEBAS, compartiendo la misma dedicación y amor al trabajo, ante las muchas cosas que había por hacer. Allí manteníamos ambos largas conversaciones sobre nuestros planes y proyectos de investigación, siempre con la finalidad de mejorar nuestra agricultura. Ese intercambio fue el germen de una entrañable amistad que se mantuvo a lo largo del tiempo.
Quiero resaltar aquí las curiosas coincidencias que han concurrido en lo profesional y en lo político entre Antonio León y yo. En nuestras respectivas carreras trabajamos dentro de la misma área. Él llegó a ser profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y director del CEBAS, al igual que yo. En lo político, ambos hemos intercambiado nuestros papeles. Yo he sido diputado y lo he interpelado a él como consejero de Agricultura. Al igual que él me interpeló a mí como diputado siendo yo consejero de Agricultura, sobre los mismos temas, siempre con honestidad y respeto, guardando la cortesía parlamentaria. Lo único que nos diferenció fue el color de nuestros respectivos partidos. Sin embargo eso no llegó a empañar nuestra amistad en ningún momento, porque siempre coincidimos en lo fundamental. Ello fue posible porque Antonio León, a la par que inteligente, fue una persona con modales, sin estridencias, abierto al diálogo, razonable, que siempre defendió sus ideas desde la moderación y siempre estuvo comprometido con los problemas de la Región de Murcia.
Su amor por Murcia y su categoría de hombre de bien se demostró en su lucha en pro de la agricultura y el agua. Él fue pionero, tanto desde el CEBAS como desde la Consejería, en impulsar el aprovechamiento racional del agua en la agricultura, aspecto que sigue plenamente vigente. En lo político defendió la necesidad de un pacto de Estado sobre el agua, que consideraba un bien de dominio público. En el último tramo de su penosa enfermedad no dejó de trabajar por conseguir agua para esta Región sedienta, desde el hospital donde estuvo ingresado. En base a estos y otros muchos méritos, es de justicia la medalla de oro de la Región que se le ha concedido
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