lunes, mayo 30, 2011

Rubalcaba

Aunque soy un adicto a la actualidad política, el caso es que no me suelen interesar las batallas entre familias políticas en que se suelen ver envueltos los partidos. Las del PP me parecen un asunto que no es de mi incumbencia, las de IU me recuerdan por qué no creo en la izquierda auténtica, las de UPyD me reafirman en mi escepticismo hacia los partidos milagro, y las del PSOE me aburren soberanamente. Lo que no quiere decir que no tenga mi propia opinión sobre el asunto Rubalcaba-Chacón. A mi modo de ver se han juntado varias cosas:

Por un lado está claro que en el PSOE hay mucha gente descontenta con la política que ha llevado el gobierno en el último año, o más bien habría que decir que en el PSOE hay mucha gente jodida porque, por culpa de la política que ha llevado el gobierno en el último año, se ha quedado sin su cargo en su ayuntamiento o autonomía. Esto, unido al desplome en las encuestas, supuso que Zapatero terminase de decidirse hace unos meses por no volver a presentarse en 2012. Había que encontrar un candidato.

Por otro lado hay un dirigente socialista que indiscutiblemente aglutina el aprecio y la admiración de sus correligionarios, y que ha venido forjándose como candidato especialmente en los últimos años, como portavoz del grupo parlamentario primero y como ministro y vicepresidente después. La absoluta mayoría de socialistas coinciden desde hace años en que es el que mejor explica, el que mejor debate y el que mejor se mueve en el juego político. Y el grupo PRISA no le desprecia como a Zapatero, no lo olvidemos.

Hay también una candidata que dispone de un perfil maravilloso sobre el papel: es mujer, joven, está bien formada, fue ministra de Defensa estando embarazada y no ha cometido demasiados errores... más que nada porque en eso consiste la estrategia de márketing que viene siguiendo desde que llegó a la primera línea política: escoger sus apariciones ante la prensa sin aceptar preguntas y dejar que la señalen como una posible candidata a suceder a Zapatero. Y yo me pregunto ¿por qué la señalaban a ella? ¿Qué tenía ella que no tuviesen otros candidatos como Guillermo Fernández Vara, Patxi López o López Aguilar, por poner solo tres ejemplos? No será porque explique mejor, ni porque sea la que mejor debate, y me temo que tampoco porque sea la que mejor se mueve en el juego político. Solo se me ocurre que tiene ambición y el apoyo de La Sexta/Público. Pero eso, sencillamente, no es suficiente.

Como digo, las trifulcas partidistas me aburren soberanamente. Sobre todo cuando, como en este caso, no hay color.

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