jueves, junio 09, 2011

Aquí no emprende ni dios (que debe de ser funcionario)

El post más visitado de este blog, con diferencia, es uno en el que mostré que en España no hay más funcionarios que en otros países europeos, como pensaba mi amigo el liberal-reformista de centro-derecha (y con él un montón de gente).

Imagino que muchos de quienes buscan en Google cuántos funcionarios hay en Alemania, lo hacen porque tienen la idea de que en España hay "muchos funcionarios", porque piensan que todos los funcionarios trabajan de administrativos estampando sellos en formularios que ni ellos saben para qué sirven y/o porque están indignadísimos con que "aquí no emprenda ni dios" (eso es, por cierto, lo que dice el primer resultado de la búsqueda que enlazo).

Como se trata de mitos muy arraigados, creo que viene al caso un interesante artículo de Vicenç Navarro sobre el tema:

Existe una visión bastante generalizada en los foros conservadores y liberales (y también en algunos foros de izquierdas) de que el sector público en España está sobredimensionado [y] que el número de lo que [...] definen como funcionarios es casi idéntico al número de empresarios y autónomos en España.

Tales tesis, y la evidencia que utilizan para apoyarlas, son erróneas. En primer lugar, lo que se define como funcionarios no lo son. Las cifras que [se] citan corresponden al número de personas que trabajan en los servicios públicos (tanto del Gobierno central y autonómico como del municipal), incluyendo los servicios públicos del Estado del bienestar (tales como sanidad, educación, servicios sociales, escuelas de infancia, servicios domiciliarios, vivienda social) y los servicios generales (como correos, transportes públicos y servicios de seguridad, entre otros). Estos empleados tienen varios tipos de contratos, siendo el funcionarial la minoría (un 28%). Es lógico que el número de personas que trabajan en el sector público sea mayor que el número de empresarios y autónomos. Ello ocurre en todos los países de la UE-15 (el grupo de países que tiene semejante nivel de desarrollo al nuestro). En realidad, España es el país europeo donde esta relación empresarios y autónomos versus empleados del sector público favorece más al primer grupo.

Así, mientras que en España (2008) el porcentaje de personas adultas que son empresarios y autónomos es mayor (10,64%) que el promedio de la UE-15 (9,78%), el porcentaje de personas adultas que trabajan para el sector público es sólo el 9%, uno de los más bajos de la UE-15 (cuyo promedio es el 16%). En contra de lo que [se] dice, el problema que tenemos en España es el opuesto al que [se] denuncia: el sector público está subdesarrollado en lugar de sobredimensionado.

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