He encontrado esta entrada en la Wikipedia acerca de la controversia sobre las caricaturas de Mahoma. Me parece una lectura muy recomendable para todo aquel que quiera disponer de información suficiente y de calidad sobre el tema.
Digo lo de disponer de información suficiente y de calidad por lo que a mi me había pasado. Cuando tuve contacto por primera vez con esta noticia hace unos días, lo que leí y escuché fue que todo se debía a la prohibición de representar la figura de Mahoma que impone el islám. Un diario danés habría incumplido (yo entendía que incluso sin siquiera darse cuenta) dicha prohibición, y ello había causado la indignación (yo entendía que infundada) del mundo musulmán.
Mi opinión por tanto ha sido desde entonces que, por mucho respeto que se deba a cualquier creencia religiosa, no podemos perder el norte, y ninguna religión puede tratar de imponer al resto del mundo cosas que pertenecen a su propio ideario, máxime si de lo que se trata es de un simple dibujo. De igual forma que el islam no trata de imponer al resto del mundo la prohibición de comer carne de cerdo o beber alcohol, o los protestantes no se indignan si los católicos llenan sus iglesias de figuras e imágenes de santos, no se puede uno poner a quemar banderas porque en un periódico del norte de Europa se publique un dibujo.
Esa había sido mi opinión, digo, hasta que hoy he empezado a pensar que quizás mi información no era del todo completa. He estado leyendo aquí y allí, para lo cual la Wikipedia me ha sido de gran ayuda, y he podido matizar un tanto mi postura. Resulta que no hablamos de un dibujo casual de Mahoma, sino de caricaturas realizadas como parte de un reportaje que se hizo precisamente a sabiendas de lo que ello significa para los musulmanes. No es fruto del desconocimiento de un dibujante de las costumbres de una religión que no profesa, como yo había pensado en primera instancia, sino un reportaje realizado precisamente con la intención de retar dichas costumbres. Y, sobre todo, no se trata de caricaturas inocentes, sino de ofensas graves e innecesarias, como colocar una bomba en lugar del turbante en la cabeza de Mahoma. Ofensas que no deberíamos medir con un rasero distinto del que utilizamos en nuestras propias sociedades. Está claro que nosotros permitimos que se dibuje a Dios o a Jesucristo en una caricatura de un periódico (de ahí, en parte, mi primera opinión). Lo que no está tan claro es que permitiésemos una caricatura que mostrase a Jesucristo quemando a inocentes en la hoguera o abusando de niños en una catequesis, por ejemplo. Cosas, ambas, que han realizado en algún momento personas vinculadas a la iglesia católica, pero que no por ello a nadie se le ocurre vincular con el símbolo principal de una religión con millones de fieles. Vincular a Mahoma con el terrorismo fundamentalista islámico tiene, en mi opinión, la misma gravedad.
Y claro, entonces entiendo perfectamente las reticencias de los que han establecido desde el principio paralelismos entre este caso y otros ocurridos en el pasado con la religión católica: Sinead O'Connor, el propio director del diario danés cuando rechazo un cómic con un chiste sobre Jesucristo, el juego Matanza Cofrade, la campaña de Sony, Javier Crahe...
Quiero dejar claro que estoy totalmente en contra de la reacción bárbara, desproporcionada, inexplicable e inexcusable que están mostrando unos cuantos fundamentalistas (sí, lector crítico, infórmate y verás que no ha habido ninguna manifestación con decenas de miles personas) de determinados sectores de sociedades islámicas. Desde este blog critico a menudo actitudes de la iglesia católica y no tendría sentido que no lo hiciese ahora con fieles de otra religión, la que sea, que pierden la razón al expresar sus convicciones de forma violenta.
Pero ahora tengo un poco más claro qué es lo que está pasando y a qué juega cada uno.
Por segunda vez en este blog, y espero que sirva de precedente, gracias Pepe por hacerme ver mi error.